El presidente sabe lo que significó la marcha del domingo, y no sólo por el lleno del zócalo, sino por las 121 ciudades que en el país hicieron su propia concentración o marcha, además de las dos docenas de ciudades en el mundo en las que mexicanos y familiares se manifestaron a favor de que el INE se quede cómo está, echando abajo el Plan B que pretende destazarlo.
El presidente tiene más información que nadie y la tiene porque desde el poder es posible y sabe que la sociedad se está moviendo y tiene temor de que ese movimiento siga creciendo tanto como para sacarlo del Palacio Nacional.
De ahí sus comentarios diarios en la mañanera que no han cenado en denostar a los dirigente acusándolos de defender a García Luna, a los regímenes corruptos que tuvimos y que llevaron al pueblo a votar por él.
Dice que los mexicanos queremos regresar a esos tiempos, dejando atrás las razones que sabe que lo llevaron al triunfo, precisamente todo lo que dice que queremos de regreso es lo que el pueblo quiso expulsar cuando lo eligió a él.
Tiene miedo. Pero algo sabe el presidente; el pueblo no es tonto, y sí está despertando.