Guachochi, Chih. Tras confirmarse durante la mañana por parte de las autoridades tanto federales como estatales que las pruebas de ADN determinaron que el cuerpo del hombre muerto en Choix, Sinaloa, corresponde a José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, desde la Diócesis de la Tarahumara lamenta que este final no es, ni el que esperaban, ni el que querían, ya que implica violencia y el que las causas que tanto lastiman a la Sierra Tarahumara, siguen vigentes.
Mediante un comunicado público al que puso por título “¡El espiral de violencia sigue su marcha!”, la Diócesis de la Tarahumara empieza señalando que “con la muerte de una persona (José Noriel Portillo), desgraciadamente no se frena el dolor por tantas víctimas de la violencia y la situación tan difícil y preocupante que estamos viviendo, donde no solamente en la Sierra, sino en todo el país, seguimos preocupados por la impunidad y por la falta del estado de derecho, en toda nuestra sociedad”.
Acto seguido no dudan en agregar que “estamos tristes, porque la violencia no se frena con violencia. Haciendo referencia a la palabra de Cristo “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia; (Jn. 10, 10)”, apuntan que precisamente eso es precisamente lo que anhelan y quieren todos los mexicanos, “vida que se traduce en libertad”, en mejores oportunidades para todos, respuesta a los problemas que enfrenta la gente pobre, justicia para quienes la reclaman y, paz ante tanta violencia.
“Como Iglesia de Tarahumara, no podemos callar o permanecer ajenos ante tanta desgracia y tanto dolor; ciertamente, reconocemos todo el esfuerzo que han hecho y hacen las autoridades por hacer justicia ante la muerte de nuestros Sacerdotes, de Don Pedro Palma’y Paúl Berrelleza, sin embargo: ¡Esto no es lo que nosotros esperábamos y menos, queríamos!”, asevera la Diócesis de la Tarahumara.
Refieren “que todo pareciera, como un ‘ajuste de cuentas’ o pensar que una persona estaba estorbando para otros intereses y por eso había que eliminarlo”.
Hacia el final de su comunicado aseguran que es triste la situación imperante en la Sierra, que el desastre existente “no fue ni es provocado por una persona sino desgraciadamente existe toda una estructura de extorsión, soborno, cobro de piso, levantamientos, venta de alcohol clandestinamente, tala ilegal, etc. Estructura que todos, autoridades (especialmente) y ciudadanos tenemos que acabar, desde el compromiso de cumplir con nuestras propias responsabilidades, especialmente en el fortalecimiento de los valores familiares y comunitarios”.