Cuando un amigo se va

Jesús M. Esparza Flores / Exprés

Cuando un amigo se va, se detienen los caminos y se empieza a rebelar, el duende manso del vino. Cuando un amigo se va, galopando su destino, empieza el alma a vibrar, porque se llena de frío. Cuando un amigo se va, se queda un árbol caído, que ya no vuelve a brotar, porque el viento lo ha vencido… poesía hecha canción por Alberto Cortéz.

Ya lo dijo Bob Dylan, cantautor, compositor y músico estadounidense: ¿Cuántas muertes más serán necesarias, para darnos cuenta de que ya han sido demasiadas? o lo dicho por el poeta, prosista y clérigo inglés John Donne: La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo formo parte de la humanidad; por tanto, nunca mandes a nadie a preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti…

Padre Nuestro, que aún estás en los cielos, son tantas las veces que he orado en silencio el salmo 35, implorando tu ayuda, al igual que David lo hizo cuando fue acosado y perseguido por el desequilibrado de Saúl: Defiéndenos Señor, de los que nos atacan; combate a los que nos combaten, toma tu escudo y acude en nuestra ayuda, empuña la lanza y el hacha y haz frente a los que nos persiguen. Quiero oírte decir: “Yo soy tu salvación”. Que queden confundidos y avergonzados, los que procuran matarnos; que retrocedan humillados los que traman nuestra ruina. Sin motivo alguno, nos tendieron una trampa y cavaron una fosa para nosotros; que la ruina los tome por sorpresa, que caigan en su propia trampa y en la fosa que ellos mismos cavaron. Unos, nos preguntaban cosas que nosotros ignorábamos; otros, nos devolvieron mal por bien, cuando por muchos de ellos nos afligíamos, como si fueran amigos o hermanos. Gente extraña nos calumniaba sin cesar, nos torturaban y se burlaban de nosotros.

Señor, hoy entiendo que llamaste por adelantado a Toño Tarín para que, con tu manto protector, lo alejaras de la persecución de esos despiadados y de la omisión de los desentendidos. ¿Hasta cuándo Señor, vas a tolerar esto? Que queden derrotados y humillados, todos los que se alegran de nuestra desgracia y que sean cubiertos de oprobio y vergüenza.

Un abrazo fuerte a Luisa y a la pequeña Carmen, a sus padres, hermanos, familiares y amigos, que mis condolencias lleven consuelo y que mis oraciones aligeren su dolor.

Toño: públicamente te reitero, con absoluta certeza jurídica, que Lázaro y tú serán exonerados de todos los procesos penales. Así, podrán descansar en paz…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *