Ricardo Raphael es un periodista que admiro y le escuché en un reportaje parte de lo que le cuento.
Combatir la corrupción tiene costos enormes para quienes se atreven a denunciarla. Tal vez este ejemplo nos ayude a entender por qué Maru no hace nada por detener a Javier Corral, pero mantiene encerrado a Duarte.
Hace poco escuché, por que lo veo y escucho a diario, al Sr. Presidente decir que Ignacio Ovalle era una buena persona, que él respondía por su conducta.
El comentario fue a raíz de que se destapó la enorme corrupción en SEGALMEX. Resulta que Ignacio Ovalle metía dinero de la Institución a jugar en bolsa, con los beneficios, cuando ganaba, a su persona, y las pérdidas, que también ocurren, a cargo de la empresa.
También se descubrió, entre muchas otras operaciones la compra de cientos de toneladas de azúcar y sólo se recibió el diez por ciento de esa azúcar, pero se pagó la factura completa.
Esas dos felonías las encontró Oscar Navarro cuando Ovalle lo nombró Director General de Finanzas para sacar al corrupto que había colocado primero. Eso dicen que se le dijo.
Oscar Navarro no entendió que lo contrataban para pegarle al anterior en el puesto, y no a quien lo estaba contratando, así que cometió el error de presentar ante la FGR dos denuncias contra quien resultará responsable, pero como era Ovalle y el Presidente había dicho: yo respondo por él.
La historia se acorta porque ahora Oscar Navarro duerme en la cárcel del altiplano, mientras Ignacio Ovalle despacha en Gobernación y su antecesor pasea libremente.
Nada fácil tratar de ayudarle al Presidente. ¿Usted haría lo que hizo Oscar Navarro? Recordemos que ese fraude está por alcanzar los 20 mil millones de pesos; tres veces la Estafa Maestra, sólo para dimensionar con la comparación.
Corral tiene señalamientos de la ASF y de la ASE por más seis mil millones, pero como se arrodilló ante el jefe, nadie procede contra él, por el miedo que da meterse con el mero mero.