La Ley

Violentar la Ley en México es una costumbre del presidente, pero también lo es meterse en los asuntos de otros países. Las repercusiones nadie las ha calculado. 

Es algo que debe anotarse como un pendiente guardado.

Los mexicanos ya deberíamos saber que nada bueno podemos esperar de un presidente que no respeta la Ley en su país ni en la de los ajenos. 

Pero, nada se podrá hacer mientras sigamos el camino de la apatía, del yo me ocupo de lo mío y los demás no es mi problema. El abstencionismo que registra el país está por las nubes. Baste recordar que en 2018 fueron 37 millones de electores los que no acudieron a las urnas. Frente a un presiente tan populista y popular con quienes reciben dádivas, es necesaria la ayuda de los que no tienen la cultura, o costumbre de ir a votar.

Por lo pronto, debemos aceptar que su popularidad lo respalda para reelegirse en una corcholata, a menos que de verdad ya se decidan por un candidato y candidata que empiece a capitalizar el creciente descontento, pero, además, quienes votamos debemos acercarnos con familiares, amigos y vecinos para convencerlos de ir a votar en 2024.

Sólo unidos podríamos lograrlo. Hoy estamos contra corriente y la oposición no lo entiende, así que la sociedad es la que debe empujar. ¡Pero ya!

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