- Recuerdan en Meoqui al “Centauro del Norte”, en el 145 aniversario de su natalicio
Profr. Francisco González Carrasco / Cronista de Meoqui
El Gral. Francisco Villa visitaba el pueblo de San Pablo, hoy ciudad Meoqui, con varios fines; el primero, Meoqui era el granero del estado, era el único lugar que garantizaba forrajes y granos para la caballada de la División del Norte, además aquí tenía varios miembros de sus Dorados, como fueron los coroneles: Emilio Salgado. Silverio Tavarez, Domingo Colomo y Jesus Saldivar, además del Gral Francisco Portillo, entre otros. Con los que se reunía y compartía el guisado de abigeo y jugaba rebote, ellos fueron parte del grupo denominado los Leones de San Pablo, que acompañaron al Centauro del Norte en muchas campañas de la revolución.
Además de saludar a sus amigos, le gustaba jugar rebote con bola dura, el pueblo de San Pablo estaba lleno de lugares de rebote en todo el casco viejo, uno ubicado en la calle dos de abril y Juárez, otro cerca de la rivera del Rio, otro en calles Álamo y Mina, llamado el de Caldera, uno que actualmente sigue vigente el del sr. Francisco Martínez, en las calles Portillo y Gómez Farías y otro estaba ubicado en las calles Juárez y Zaragoza, que era el lugar donde jugaba el General Francisco Villa,
Tenían un lugar ex profeso para el siete leguas, su caballo favorito, la familia Reza lo atendía cada vez que estaba el general en San Pablo, ya sea comiendo guisado de abigeo o jugando rebote en los lugares antes mencionados, aunque también existían rebotes en Estación Consuelo y Lázaro Cárdenas, por lo que existen muchas anécdotas de esos encuentros deportivos, pero todavía no hemos escuchado alguna donde el General haya perdido un encuentro.
Doroteo Arango, mejor conocido como el Gral. Francisco Villa, nació en Rio Grande de San Juan del Rio en el estado mexicano de Durango, un 5 de junio de 1878, de donde salió huyendo a temprana edad al defender a su hermana de un hacendado que la trato de mancillar, hiriéndolo de gravedad no tuvo opción más que de huir.
Se enfiló luego a las compañías de asaltantes y salteadores de caminos, no le quedó otra opción para sobrevivir, con el paso del tiempo, fue madurando y sus hazañas y asaltos fueron haciéndose notables hasta que fue llamado el Robin Hood mexicano, ya que con lo obtenido de los robos apoyaba a las personas más humildes de aquellos tiempos, entre otras cosas negativas y positivas que se hablaba de Francisco Villa.
Por todos reconocido como uno de los principales caudillos de la revolución mexicana, en 1910 se unió a la causa de Francisco I. Madero en su lucha contra la dictadura de Porfirio Díaz y demostró una habilidad innata para la guerra, al grado que el 21 de mayo de 1911 estaban firmando los tratados de paz en La Heroica Cd. Juárez, donde concluye la primera etapa gloriosa, debido a la dimisión de Porfirio Diaz como presidente de la república.
Al paso del tiempo se tornó más importante por sus campañas en todo el país y llego a ser nombrado Gobernador provisional del estado de Chihuahua, donde se reveló como un gran estadista, promotor de la educación, buen administrador y vigilante de los precios de la canasta básica, entre otras cosas. Pero una de ellas fue su lema:
¡El país debe ser gobernado por alguien que realmente quiera a su gente y a su tierra y que comparta la riqueza y el progreso!
Como gobernador de Chihuahua compartió riqueza y progreso, lo crean o no, fue congruente con su hablar y hacer.
Vaya pues nuestro comentario como un reconocimiento por su 145 aniversario de natalicio, al Centauro del Norte y su relación con nuestra comunidad, pueblo que por ser un gran productor de granos y forrajes siempre estuvo en paz, con la vigilancia y el ojo avizor del Gral. Francisco Villa.
Amigo lector gracias por leer historias de San Pablo, hoy Cd. Meoqui, con más de tres siglos de historia.