El PRI robaba las elecciones

Por décadas se sabía que el PRI se robaba las elecciones; que todo se manipulaba desde el gobierno, que era un sistema que la gente conocía, que sabía cómo funcionaba, y todos daban por hecho que eran valores entendidos; en un juego democrático simulado en el que por razón tácita estaban de acuerdo, o eso se creía.
Sin embargo, nada es para siempre, nadie engaña a todos todo el tiempo. Aquel sistema se agotó, dejó de ser útil, cuando la gente se hartó de los abusos, de la corrupción, o de ver cómo los políticos se volvían eternos y se enriquecían gozando de impunidad total ante la justicia.

La gente no soportó más y votaron por otra esperanza y así llegó AMLO. La eterna mala suerte de México puso otra cara pero no otro tipo de persona.

El que llegó es como los de antes, incluso peor, pero no miente, dice la neta; abrazos no balazos, amor con amor se paga y hay pensión universal, becas y dinero para aprendices y agricultores de banqueta.

Reparte a todos, aunque siga la corrupción y las muertes y desaparecidos no bajan, pero no promete acabarlos; echa la culpa a los otros y se lava las manos.

Repite como los anteriores que vamos bien, que el pueblo es todo y sin el pueblo nada, y le creen, porque no miente, Nos engaña, sí, pero con la verdad.

Habla bien de los gobiernos fracasados y de los pueblos que viven en la miseria y mal de los que viven bien y los acusa de entrometidos y mandones. Y la gente está contenta.

Parece que se disponen a una equitativa distribución de la pobreza: Cuba, Nicaragua y Venezuela son el sueño que buscamos. Al menos eso parece que quiere la mayoría.

¡Que así sea!

Reniegos
Y Chihuahua con la justicia durmiendo el sueño de los justos. Inocentes encarcelados y los pillos encumbrados.

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