La ignominia a la que llega una persona por obtener el poder es indescriptible.
Ayer tapados… Hoy corcholatas; pero no les importa cómo los llamen, ni cuánto los humillen, baste recordar que Luis Echeverría le pelaba naranjas a Irma Serrano, o como el esposo de la autora del Rey del Cash, le limpiaba el calzado a AMLO.
Hoy, Claudia, Marcelo, Adán y Ricardo, no entiendo cómo soportan esa ignominia para ganar el favor del dedo presidencial y ser candidatos de Morena para hacerse del Poder.
La condición humana carece de límites.
Vean cómo se humillan y dejan que los muestren como changos de circo para hacerse de la presidencia.
Eso ocurre en todos los empleos de un gobierno. La gente se deja maltratar y humillar por conservar un empleo.
¡Pobre México!