Miguel Francisco Barragán y Ortiz de Zárate, fue de los políticos y militares que fungieron como Presidentes interinos de México. Él, de 1835 al 1836.
El Mesías Iluminado, López de Santa Anna, pidió licencia para ir a descansar a su hacienda, claro que antes propició que el Congreso designara interino al general Barragán.
El general Barragán tenía excelente reputación y firmes los principios republicanos. Era un caballero y su probidad en la administración pública era conocida. Su grado de General, no era garantía de sabiduría política; tampoco tenía la malicia política que requerían los tiempos violentos.
El congreso tomó ventaja y aprobó, sin informarlo, las leyes para centralizar el poder en el país, con la idea de derogar la Constitución de 1824. Barragán contrae una grave enfermedad que lo obliga a retirarse, antes de que Santa Anna tome las armas para combatir a los colonos texanos.
Santa Anna comete gravísimo error; pierde su ejército y lo capturan. En San Jacinto firma la independencia de Texas para ser liberado. Mientras, el congreso nombra a José Justo Corro Silva, como interino.
A él le toca organizar las siguientes elecciones, y gana el traidor y asesino de Vicente Guerrero, Anastasio Bustamante.
México no era estable, era un caos, los caudillos peleaban por el poder, pero el país estaba bajo el mando de los hacendados. En esa época nadie se interesaba por la plebe y menos aún por la indiada.
Votaban los estados y el congreso, pero en el país el control era de terratenientes y la gente era esclava a través de las tiendas de raya.