Dr. Fernando A. Herrera M.
Rascarle la panza al tigre nunca ha sido bueno para nadie; obvio que la referencia no es literal, pero sí a la falta de tino en el manejo de la relación con los Estados Unidos por parte del Presidente López Obrador.
Una primera señal debió ser la detención inmediata de Juan Orlando Hernández, al dejar de ser Presidente de Honduras. La política estadounidense lo tenia en la mira por sus relaciones con el narco. Anne Milgram, recién asumió el cargo de Jefa de la DEA, se expresó de manera muy precisa y contundente, cita textual: “Este caso -el de Honduras- debería enviar un mensaje claro a cualquier líder extranjero que abusa corruptamente de su poder para apoyar a los cárteles de la droga; si toma dinero de drogas para su elección; si acepta sobornos de los cárteles de la droga; si trafica con drogas mortales; si protege a los cárteles criminales de la droga; si permite que la violencia y el asesinato florezcan a manos de los cárteles, entonces la DEA no se detendrá ante nada para hacerle responsable de sus crímenes”. Fue más lejos; y dijo, cito de nuevo: “Si alguien cree que puede esconderse detrás del poder de su posición, está equivocado”.
De nuestro país, se empieza a hablar con mayor continuidad por las políticas adoptadas por el gobierno federal en cuanto a la persecución de las bandas del crimen organizado. Se sabe que la política de abrazos, no balazos, allá causa escozor, enojo y desde luego paran las antenas. Se dice, por ejemplo, que ya investigan al actual Gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya, también al actual candidato al gobierno de Tamaulipas, Américo Villarreal de quien esperan “renuncie” como candidato de Morena a la gubernatura de Tamaulipas, como una especie de señal para iniciar un potencial “control de daños”.
Se han filtrado documentos muy preocupantes como el que señala que la propia esposa de Joaquín Guzmán Loera le dijo a la DEA que “El Chapo” financió las tres campañas presidenciales de López Obrador a través de Manuel Bartlett Díaz, y se tienen, además, diversos testimonios de cómo el crimen organizado participó a favor de Morena en casi todo el país en las elecciones del año pasado. Por supuesto, ese tipo de documentos supuestamente en poder de la DEA deben tomarse con las debidas reservas, porque podría ser sólo una campaña de desprestigio en contra de nuestro país, que no sería la primera vez, o hasta para presionar al Presidente López Obrador.
Desde luego, los mexicanos sabemos de los excesos; por ejemplo, que el presidente encabece una inquisición que acusa, descalifica, juzga, condena y castiga señalando a los periodistas incómodos o claramente enfrentados con él y su régimen. También que se utiliza el linchamiento “pacífico” a través de fanáticos que tunde en las redes sociales a esos periodistas que señalan directamente a familiares o que investigan casos de corrupción como el de la fiscalía (caso Gertz Manero) contra la familia de Federico, su hermano fallecido.
Terquedades
Lo más escandaloso que ha trascendido en algunos medios, y que podría ser una falsa nota, es que en el Congreso de EU se solicitó formalmente que México sea considerado un narco Estado.
Las duras expresiones de las autoridades de la DEA por la política de abrazos y no balazos como “estrategia” frente a los narcotraficantes. Lo cierto, eso sí, es que comienzan a verse consecuencias de un Andrés Manuel que tercamente quiere jugar a las patadas con Biden.
La de regalo
Esa declaración expresa de que el gobierno “cuida” a los malos porque también son seres humanos y tienen derechos que deben ser respetados desespera hasta a Job. (En referencia a la paciencia del profeta Job).
El pasado 10 de mayo fue una primera gran señal de que hay hartazgo social creciente, y en las redes sociales se repudia esa postura, que, además, refrendó. Hay un creciente despertar social interior y un serio peligro de acciones inaceptables desde fuera del País.
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