Miguel de la Madrid

Miguel de La Madrid, introdujo políticas neoliberales para tratar de superar la crisis económica, por la caída internacional de los precios del petróleo y la enorme deuda externa.

Iniciaba la era orientada al mercado. En paralelo, aplicó medidas austeras que redujeron el gasto público.

Desafortunadamente los esfuerzos no dieron fruto. El país no creció; la inflación alta que se duplicaba cada año, con efectos extremos en la clase social media baja y baja. No había trabajo y el que había con salarios a la mitad.

Cada quien buscaba su pan como podía, pero en la calle, en la banqueta, donde fuera, como fuera; pura economía informal.

Para colmo de males dos eventos de catástrofe: la explosión en San Juan Ixhuatepec en 1984. Luego, en 1985 el terremoto de 8.1 grados Richter, con más de 40 mil muertos.

MMH recibió la banca nacionalizada, pagarla, costaría tres billones, ¿De dónde? 

MMH vendió empresas obsoletas. El Estado era propietario de 1115, dejó 413.

La devaluación agarró muy endeudado al país: inflación alta y duplicándose cada año. El tipo de cambio con una devaluación de 3100%. La gente se desesperaba, la docena trágica de LEA y JOLOPO, casi acaban con el país.

El atentado al Presidente MMH en el desfile del Día del Trabajo, en 1984 se corresponde con la enorme desesperación de la gente.

Las bombas lanzadas al balcón del presidente, no lo lastimaron, pero sí hirieron al director del ISSTE, Alejandro Carrillo Castro.

En enero de 1986, México ingresa al GATT, único acierto del sexenio.

Para cerrar su gobierno, había que elegir sucesor. No sé de quién, pero fue la idea más torpe que he conocido: organizarían un desfile de aspirantes para elegir al mejor. Era una burla, pues todos sabían que sería Carlos Salinas de Gortari, a quien hasta hoy, se acusa de ser parte, de un colosal fraude electoral que despojó a Cuauhtémoc Cárdenas de la presidencia.

Eso de que se calló, y/o cayó el sistema, fue un truco barato, sucio y criminal de Manuel Bartlett y Salinas. ¿La sociedad? Que se aguante.

Como ahora dice el presidente, no lo digo yo, lo dice ella, la vieja de las mentiras.

Se burla, pero le aplauden.

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