Javier Corral dejó el estado en pésimas condiciones, tanto económicas como en inseguridad y demás rubros.
El nivel más alto, jamás registrado de inseguridad, lo dejó tan mal, que se reflejó, después de irse. En el Penal 03 y en la calles de Ciudad Juárez, con la muerte de muchos inocentes. Tampoco hay una obra que nos recuerde que alguna vez gobernó. Aunque en Juárez hay una zona de desastre o de guerra donde se le reclama como autor del bombazo.
Y en materia de justicia, los abusos cometidos le aseguran el karma del infierno. Todavía hay gente en la cárcel y sujeta a procesos, sustentados sólo por su larga lengua, ya que los expedientes no tienen mayor soporte, que sí lengua, con la complicidad descarada de quien procura y de quien imparte la justicia.
Con la anuencia o apatía de los que hoy gobiernan, con Corral se dieron vuelo extorsionando para llenar sus bolsillos; persiguieron familias para demostrar su poder, torturaron para enseñar a respetarlos, los usaron en la cárcel para divertirse.
Ahora, los nuevos, ya violaron el tratado México-USA y ni lo saben, o se hacen. Además siguen persiguiendo familias como si todavía estuviera Javier, olvidan que cambió el gobierno. Entonces, cuándo se fue Javier, ¿Qué cambió?… ¿Nada? ¡Qué pena! En el el corazón de los juarenses hay decepción y enojo.
Otra vez voló la esperanza. Ilusos y creídos, como eternamente, creyendo en el ahora sí. ¿Ahora sí? pero, ¿Para quién?
¿Cuándo será ahora sí, para todos?. No queremos nada especia, sólo queremos que trabajen bien y para el bien.