En el momento que la sociedad va teniendo poder, el gobierno y/o los líderes religiosos, lo van perdiendo en proporción inversa.
Es un fenómeno natural, donde el gobierno domina, la gente no opina, pero donde la sociedad tiene peso, el gobierno se restringe y se reduce.
Tuvimos épocas de dominio religioso con un costo fue enorme en vidas, y todavía gobierna en países fundamentalistas como Irán, Pakistán, etc.
Luego tuvimos épocas de gobiernos totalitarios o fascistas como los de Hitler, Mussolini y Stalin con un costo de millones de vidas.
Esto no quiere decir que los gobiernos capitalistas o de libre mercado sean un éxito rotundo. La historia ha demostrado que se han equivocado de diferentes modos criminales, como Díaz Ordaz y Echeverría con las matanzas de estudiantes y la guerra sucia contra la Liga Comunista 23 de septiembre.
O como López Portillo que lloró y juró defender el peso como un perro.
Así que, de lo que existe, nada es perfecto.
La opción a elegir estriba en decidir qué preferimos.
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Por cierto, no hay medias tintas. Hay que elegir entre malos y malos, malos y peores, o entre peores, según piense cada quien. Para que no digan que vamos a elegir entre puros buenos y al mejor.