México merece más, México no merece la violencia que vive, ni que la gente viva con el temor de que su hija desaparezca, o sus hijos se mueran o que un virus nos acabe.
Díaz, el dictador, avanzó en desarrollar el país, pese a sus abusos del poder. Calles, aún en su guerra cristera y con su estilo de máximato logró un crecimiento de 8% anual.
Cárdenas devaluó, pero compró las petroleras y repartió la tierra, también creó el presidencialismo, que con fallas, pero empujó a México.
Ávila Camacho, Alemán, Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Díaz Ordaz logran sostener el crecimiento, aunque no mejoró la distribución de la riqueza. Sus gobiernos no fueron perfectos, ni de cerca, pero aún con problemas muy serios, como los de estudiantes o la liga 23 de septiembre, lograron construir instituciones para la salud, educación y la seguridad.
¿Que tenían muchos problemas? Sí, pero se resolvían, con errores y corrupción, pero, al final, se lograba imponer la ley. Ahora no se puede, nada funciona.
El presidente dice: No me vengan conque la ley es la ley. Eso nunca pasó, ni se descuidó tanto a la educación, la salud, y ni que decir de seguridad con los abrazos.
La corrupción está en todo el mundo, no es consuelo, pero aún así los gobiernos anteriores avanzaban.
Ahora no. Ahora estamos en parálisis y a punto de irnos a una crisis como jamás la hemos tenido.
Tenemos que resolver lo que sigue para México: elegir un nuevo gobierno. Andrés Manuel ya demostró que no puede, que no sabe y que las instituciones se deterioraron y el dinero se dilapidó.
Es tiempo de analizar y reconocer si nos equivocamos. Tenemos que votar en consecuencia.