Estamos ante un dilema: Tenemos un gobierno que ayuda a los pobres, entrega la pensión de adultos mayores, becas para todo nivel escolar, programas como sembrando vida o construyendo el futuro, que ayudan a la población y a los jóvenes.
En un país que puede hacer eso. ¡Quién estaría en desacuerdo?
Nadie. Eso creo.
Los dilemas siempre tienen aristas y este no es la excepción.
El dinero disponible no alcanza para los programas y proyectos.
Ojo, agregue los proyectos: Tren Maya, Refinería, Aeropuerto Felipe Ángeles, etc..
La gente puede preguntar ¿Por qué no alcanza?
La respuesta es: no alcanza por las decisiones contrarias a la ayuda que se está dando a la gente.
Es decir, con la política pública de los proyectos se gastó el doble del presupuesto.
¿Y eso qué?, todos lo han hecho.
Es cierto, pero ahora, además de eso, no tenemos energía limpia por lo cual muchas empresas no pueden venir a instalarse en México.
Hagamos un resumen:
Si el Presidente autoriza la operación de empresas para energía limpia deja a Pemex que salga adelante, pero sola, aunque produzca menos. Y aprieta a CFE para que haga negocio con la distribución, único renglón en el que gana dinero.
Vendrían cinco veces más empresas de las que han venido.
Esas nuevas empresas pagarían un tercio de sus ganancias al gobierno. Es dinero lo que hace falta, pero si aparte de darles el dinero a los jóvenes, los mandas al centro de capacitación para el trabajo, dejarían de simular que aprenden en donde ahora nomás cobran.
El dilema es: ¿Vemos posibilidad de que cambien su manera de pensar los del gobierno?
Sí las vemos. Pueden mejorar, pero si siguen el mismo camino que estos seis años no habrá salida.
Ese es el dilema.
Piensa.
Y piensa bien. Luego vota.
Pero vota. Es lo más importante.
Si no votas, no puedes quejarte, ni opinar, porque para hacerlo tenemos que ser parte. ¡VOTA!
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