La tragedia de Acapulco es una más de las que la naturaleza ha causado con huracanes, ciclones, tsunamis, terremotos y volcanes en erupción en varias partes del mundo, como Nueva Orleans, Tokio, Japón, Indonesia, Chile, Hawái, USA, Monterrey y Ciudad de México.
La forma en que se atienden hace la diferencia en cualquier parte del mundo.
La factura o el premio llega después.
Creo que esta vez, la tragedia de Acapulco pasará factura, pero no será sólo de Acapulco, sino de todo el país.
Una tragedia mal atendida y objeto de burla se convierte en una tumba política.
Y creo que estamos a punto de redactar el epitafio de la 4T, porque al ofrecer reparar o reconstruir las casas y reponer los enseres domésticos, creo que el presidente no sabe la envergadura del desastre, ni de lo que habla.
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Además protesto contra el tribunal superior de justicia de Chihuahua por la forma en como conducen la impartición de la justicia. Lenta, mal y con extrema indolencia.
Para colmo reeligen a los malos funcionarios.
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