Valentina… Valentina… 

En la audiencia en la que César Duarte acusa de violar sus derechos y se niega a retirarse, nunca pisó terreno ilegal. Tampoco ofendió a la juez y, cuidadoso, guardó al filo de la navaja legal su legítimo reclamo. La audiencia explotó porqué en lugar de imponer de seis meses o un año más de prisión preventiva, la juez impuso prisión indeterminada y que a partir de hoy no se computa el tiempo de estar interno, de ahí el reclamo inicial de imponer, sin decirlo, una cadena perpetua sin pasar por juicio. Además de asegurarse de que aunque pasen los 2 años de prisión que la obligarían a cambiar medida cautelar cuando ese beneficio se ha violado al no contabilizar los 23 meses pasados en prisión en Estados Unidos, “porque era trámite administrativo”, cuando la orden de aprehensión es la misma por la que está detenido.

La juez le llamó la atención e hizo su mayor coraje cuando le dice que es su derecho de libertad de expresión y es cuando fuera de quicio ordena a los custodios que lo saquen, pero no se atreven a tocarlo.

Ella insiste en ordenar a César Duarte que se salga. Él se niega, y le reitera que lo desaloje contra su voluntad porque él no se irá, y ahí es donde los custodios le piden de favor que los apoye porque es su trabajo, a lo que les contesta: hagan su trabajo, ustedes no son responsables, pero no me voy a ir, ni a levantar de aquí por mi voluntad. Hagan lo que tengan que hacer para que me saquen, pero los custodios no se atreven a tocarlo y ella se sale de la sala con evidentes muestras de rabia y coraje. Se va a otra sala y allá cierra la audiencia.

Valentina Meléndez sabía que al sacarlo por la fuerza lo podían dañar por su deteriorada salud, incluso provocarle una parálisis total, pero aún así ordenó a los custodios que lo sacaran; sin embargo, los custodios nada tontos, sabían que era menor el problema al desobedecer a la juez que arriesgarse a matar a César.

La juez lo tiene en la cárcel, pero es libre en su derecho de expresión y en su albedrío. ¿Victoria pírrica? Tal vez, pero carácter hay y la juez tuvo que comer camote e irse a terminar su vergonzosa consigna en otra sala.

La justicia tiene la balanza inclinada y no hay manera de equilibrarla. El abuso de autoridad es obvio y descarado. César Duarte es un preso político. 

La autoridad de Chihuahua pasa vergüenza ante la sociedad que los eligió. Hay que poner la barba en remojo porque a cualquiera nos pueden meter a la cárcel. Basta que te planten una pistola o droga y ni Dios Padre te salva de la inquisición en que se han convertido.

Cualquier cosa que pase por ser libres de informar y de expresar nuestra opinión, la sociedad sabrá a quién hacer el reclamo.

Maru debe salvaguardar este derecho. Ni nada más… Ni nada menos.

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