Javier Corral se logró colar al equipo de campaña de Claudia, la candidata de Morena a la presidencia de la República.
Sabían que el tiempo iba en contra; lo dejaron ir impune. Ahora, como encargado del diseño de la política contra la corrupción, resulta en una suerte de coyote al que se le encargan el cuidado de las gallinas o como si el Papa le encargara la Iglesia a Lutero.
No se vale.
En Chihuahua se ceban en Duarte, y ahora se humillarán ante Corral. Neta es el colmo.
Cómo puede ser posible que sean tan demencialmente crueles con Duarte, al tiempo que sean observadores pasivos de lo que Claudia acaba de hacer.
No crean que se van a salir con la suya. Es imposible digerir cómo manipulan la justicia y cómo el desgraciado hampón de Corral recibe el encargo de diseñar una política para combatir la corrupción cuando su sello fue precisamente la corrupción.
El mundo gira al revés. Ahora, Corral con la sangre escurriéndole entre los dientes y los labios, cual coyote que cuida del gallinero con las plumas de las gallinas entre los dientes, rendirá cuentas a Claudia de lo incólume que permanece el tesoro bajo su cuidado.
La justicia de Chihuahua tiene en peligro de muerte a Duarte y la campaña de
Claudia acaba de poner a Javier Corral en suerte de ser Secretario de la Función pública.
El coyote no conoce la piedad, vendrá por sangre.
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