Las reformas del año 2014 en las que participé como presidente de la asociación nacional de instituciones electorales del país, crearon el INE, y ahora lo pretenden desaparecer.
La mayoría de aquellas reformas fueron propuesta de la oposición, entonces encabezada por AMLO con su recién creado movimiento Morena.
Ahora él mismo violenta lo que propuso: que el mandatario no se entrometiera en la elección, y ahora opera una elección de Estado.
Las más de treinta sanciones del INE no le importan, pues siendo el presidente es intocable, por lo que sigue haciendo lo que se le da la gana.
Andrés Manuel López Obrador sueña con regresar al sistema del viejo PRI cuando era hegemónico, y nada ni nadie podía opinar en contra del régimen.
Añora los tiempos de su primer empleo con Luis Echeverría y quiere ser, como aquel alguna vez pretendió líder del entonces llamado tercer mundo.
No percibe que tiene 70 años, que cambiamos de Era y de Siglo y que la vida es otra, sigue anclado en el pasado.
Participa en la marcha de este domingo y defiende lo que tanto costó y ahora se quiere destruir.
Los informes deben ser de trabajo no de buenas intenciones, las cuales existen de los dientes para afuera.
Hechos no palabras.
Basta de usar la ley para saciar rencores. La justicia requiere trato parejo, no a los excesos de una gobernante, que al no poder desquitarse de su opresor elige a otro para descargar su odio.
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