Recuerdo que los priistas de los 70s eran muy arraigados en sus filias.
Los que eran más fanáticos eran los den PAN, y si no fanáticos, por lo menos eran más aguerridos, más en los 80s cuando empezaban a conquistar posiciones y se las pretendían escatimar.
Por supuesto que peleaban duro para defender sus triunfos.
Fui testigo de la catástrofe del PRI en 1983; también de la lucha de aquel Verano Caliente de 1986.
Del arribo de Francisco Barrio en 1992.
Pero nunca vi la gente tan fanatizada o transformada como ahora con Morena.
Me llama la atención que lejos de que la política evolucione, pareciera que la democracia está en retroceso.
Una especie de Ley de la Selva.
El más fuerte se impone. No es competencia, es una especie de lucha para conservar el gobierno usando la fuerza del mismo gobierno y los otros con lo que pueden.
Hay un dicho: A puñaladas iguales, llorar es cobardía, pero no lo había visto tan descarado, tan lleno de mentiras en la cara de la gente, sin pena, ni sonrojo le mienten en la cara a todos.
Antes por lo menos se cuidaban las formas, ahora ni eso.
¿Será que el mundo sí estará en retroceso?, o ¿hemos caído en una entropía política positiva y sus rasgos de volver a un estatus competitivo equitativo se aleja?
La justicia siempre ha estado a la venta, eso no es extraño, la cárcel era para los pobres.
Ahora es un instrumento político al servicio del poder.
¡Vaya que hemos cambiado!
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