La victoria aplastante y arrolladora de Morena asustó a los inversionistas y tenedores de capital.
La clase pudiente no alcanzó a digerir que los dos poderes en juego, más los gobiernos de 9 estados, más los congresos de 31 entidades y la mayoría de los 2500 municipios fueran a parar en Morena y sus candidatos, aderezados con el mandato de mayoría calificada en la cámara de diputados y a tres senadores de la calificada en esa cámara complementaria del congreso de la unión.
El bajón en la bolsa fue anormal, pero aunque las acciones cambien de manos, el país se recupera de eso con las certezas que vaya dando el nuevo gobierno.
La caída del peso es buena porque muchos trabajadores de clase baja y media baja trabajan en maquilas que son exportadoras y les conviene un tipo de cambio más equitativo.
La sobre valuación del peso no le convenía a nadie, salvo a un más pequeño sector importador que no se compara con las exportaciones del país que cobrarán más por sus productos.
Al igual que las remesas le rendirán más en las familias que las reciben.
La reconciliación urge y debemos trabajar todos para que México vuelva a su estilo de convivencia familiar dejando atrás los enconos y las discusiones de la ideología.
México nos necesita a todos, y con ese amor y orgullo de pertenencia vamos a trabajar juntos por el país que tenemos y amamos.
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