Ni cabe duda que Javier Corral es un torturador, un abusador y un hombre que no cree en las leyes, puesto que pretende, según sus deleznables opiniones, que Cesar Duarte continúe en prisión, pese a que ha excedido los tiempos que marca la ley, ya que ha excedido el plazo de 2 años desde que fue extraditado y 4 desde que fue detenido y encarcelado.
Es obligado recordarle a Corral que constitucionalmente sólo se debe detener a una persona por 2 años antes de su sentencia, y si el estado no llega a ese estadio, el indiciado debe recibir el beneficio de cambio de la medida cautelar para seguir su proceso en libertad.
Lo cual no lo libra del resultado de ese juicio.
Pero surge una duda ¿si ahorita 5 de junio de 2024 Javier Corral difunde en sus portales y en redes sociales el reclamo para que Gobierno del Estado de Chihuahua y el Poder Judicial cometan el acto de tortura y que continúe el abuso de autoridad contra Duarte, imagínense cuántos actos de tortura pudo cometer cuando tenía el poder como Gobernador de Chihuahua?
Las expresiones de odio de Javier Corral advierten su proclividad a abusar del ejercicio del poder que le confiere ser autoridad.
¿O cómo explicar su fijación de destruir a su antecesor? Corral despeja cualquier duda, y nos deja claro que sus hígados de odio no se alivian hasta destruir a su némesis. Pues queda claro que para destruirlo haría lo que fuera, incluido torturarlo junto a sus familiares y aliados, sin dudar es capaz, como lo hizo, hasta de falsificar pruebas como ha quedado de manifiesto en los llamados Expedientes X.
Los dichos del pueblo son escuela: “El pez por su boca muere”.
Un favor: Sigue escribiendo Javier, que eso nos permite conocerte más cada vez.
Por cierto, esta vez fracasaste, ningún medio de comunicación nacional ni local siguió tus reclamos para que César Duarte continuará en prisión, pues saben que es ilegal y que incurrirían en tortura.
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