¿El peor presidente de México?

Muy buen día, le saluda Fernando Antonio Herrera Martínez, esto es Sota, Caballo y Rey.

El Presidente presume: Yo siempre digo lo que pienso. Ojalá pensara lo que dice, diríamos los mexicanos. Ayer jueves volvió a culpar a Chihuahua de no haber capturado al Chueco, cuando tenía orden de aprehensión, lo cual es igual a preguntar por qué ahora que ultimó a los Jesuitas y al guía de turistas no lo han capturado, pese al enorme operativo desplegado. 

Que Javier Corral lo protegió, es factible, porque Corral dejó hacer, dejó pasar, mientras cuidaba sus perros y gatos y trataba de aprender a jugar Golf. Ahora resulta que el presidente se deslinda de la inseguridad y pretende señalar a los estados como los responsables. Entonces, la responsabilidad derivada del tipo de delitos es letra muerta? Porque en las leyes está escrita la competencia de cada orden de gobierno. Y no queda duda de que los delitos del crimen organizado son competencia federal y de nadie más. Que los estados ayuden. Sí, pero no pueden ayudar a repartir abrazos, y compartir esa política que no da ningún resultado. Y enfrentarlos solos no es posible ni por el número de policías y el armamento y equipo que tienen; cuestión que el Presidente sabe muy bien. Sabe que sin el apoyo federal el crimen organizado seguirá impune. Se ha llegado el tiempo de que la estrategia de seguridad sea revisada en un plano nacional de concordia en donde las entidades federativas y el gobierno central se pongan de acuerdo en cómo poder hacer efectiva la persecución de estos criminales. Las causas que dice atacar el presidente pueden estar bien, pero no se puede continuar con los criminales sueltos a su libre actuar y eso es lo que hace el presidente: dar becas y apoyos a los jóvenes pero sin perseguir a los criminales.

Algo sí sabemos todos los mexicanos: los crímenes siguen en aumento y no hay nada que los detenga; entonces, o la política del presidente está mal, o nosotros no entendemos nada y como sociedad sólo aportamos los muertos.

La tumba política, casi siempre, la cava el propio político y es lo que está haciendo el presidente: clavando su propia tumba y redactando su epitafio: aquí yace el peor presidente de la historia de Mexico. Las razones: omisión, permisión y complicidad. El país no podrá olvidar jamás esta etapa de su historia; estemos o no para leerla cuando haya pasado su tiempo en el gobierno.

Andrés Manuel López Obrador en su toma de protesta como
Presidente de México el primero de diciembre de 2018. Foto: Cortesía

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