Los Libros de Texto

Los libros deben adoctrinar pero constreñirse a fomentar el libre pensamiento y a desarrollar la capacidad de raciocinio. 

Si se quiere, hay una realidad atroz, pero que es verdad: los héroes de barro que nos endilgaron no son mejores que los de ahora; tampoco fueron peores.

México no ha podido ser país por culpa de caudillismos, dictaduras y política de promesas falsas.

Hemos sido un botín en disputa permanente entre partidos. Ahora y siempre hemos sido objeto de engaños y mentiras.

Ya es tiempo de que la sociedad ponga las cosas en su lugar. Debemos dejar la apatía y dejar de ser egoístas y sólo ver por lo nuestro. 

Somos gregarios, pero vivimos como ermitaños. A la hora de votar, todos agarran su rumbo, y no hay unidad para que sea posible enderezar todo. Hasta los grupos minoritarios han logrado más conquistas que toda la sociedad. 

El feminismo radical, el LGBT, etc., sufrida su lucha, pero tienen muy buenas conquistas sociales. Incluso desde Estados Unidos los financian y, por otro, los mismos oligarcas que patrocinan, emprenden campañas con cualquier pretexto. 

Ahora son los libros, pero los abrazos y las obras emblemáticas, todo se ataca, y ese es un error, porque si bien es cierto, no todo es bueno, tampoco todo es malo. 

Debemos encontrar la propuesta de equilibrio. Apoyar la enseñanza de las lenguas y culturas originarias; la inclusión e incorporación de los más pobres y los indígenas a la sociedad.

¿Ahora no les gustan los libros? Hágalos nuevos, o revisen a fondo esos; depuren, hagan lo necesario, pero no le quiten a los niños, ni a los jóvenes sus oportunidades.

Enojos

Ahora que no está Enrique de La Madrid, en el Frente se sintió el vacío. Se dan cuenta de que sin él, el debate no fue lo mismo. Ninguno de los otros tiene sus cualidades, menos la experiencia y la preparación.

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