A 30 años del asesinato de Colosio

Artero, alevoso, con la ventaja, una o dos manos, dispararon a un hombre inocente que buscaba los votos de los mexicanos para ser presidente de México.

Las manos pagadas apretaron los gatillos, y aunque se dice que una sola mano la que disparó dos veces, lo cierto es que todos tenemos duda de lo que realmente pasó aquel día en Lomas Taurinas, una populosa colonia de Tijuana, en Baja California. 

Ese asesinato con todas las agravantes legales que hayan diseñado los abogados en el mundo, alcanzaría la pena máxima donde quiera que hubiera ocurrido.

Aburto, el condenado a 45 años por la justicia federal, debió ser juzgado por el fuero común, pero vivimos en México y si no se entiende, entonces no conocemos nuestro país. 

Le dieron un balazo en la cabeza a muchos mexicanos y queríamos justicia.

La hicieron, pero dejaron tantas dudas, que jamás sabremos realmente que fue lo que pasó realmente aquel día. 

Si Aburto gana los amparos para observar la ley de Baja California de aquellos años, estaría siendo liberado en estos días.

Si los pierde y prevalecen los 45, seguirá en la cárcel hasta completarlos. 

Una u otra cosa nada resuelve. 

Si es inocente o culpable, no lo sabremos nunca. Sólo tenemos que creer en las autoridades. 

¿Colosio podría haber cambiado la historia? 

No lo sé, nadie lo sabrá nunca.

Lo único que puedo decir, es que todo sería diferente.

¡Nada más!

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