Los jóvenes deberían interesarse en votar.
Ha sido un reto para la autoridad electoral motivar a los jóvenes para votar.
De hecho, no existe un programa sistematizado para inculcar desde los primeros grados escolares la importancia del voto.
La construcción de ciudadanía no ha sido una prioridad para la autoridad electoral.
Por otra parte, los jóvenes desde la preparatoria perciben con desdén y hasta desprecio a la clase política; no se diga en las universidades, donde los políticos nunca han sido bien vistos. La juventud propicia que la votación sea baja en comparación con otros países.
Por ejemplo, en países desarrollados de Europa el promedio de votación supera el 70 por ciento, contra un sesenta como máximos alcanzados en América con una excepción que no se ha repetido.
La elección de Zedillo en México, y la de Trump vs Biden son ejemplos que cualquier democracia quisiera alcanzar.
Una baja votación siempre favorece a quien gobierna.
Una alta votación propicia los cambios.
El 2 de junio tenemos un compromiso en el que por primera vez se juega el destino de México. Gobierno protector y autoritario, o libertad como lo más valioso para un ciudadano.
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